Estados Unidos.
Una chica de 16 años visitó el sitio Fake a baby.com, que vende panzas que aparentan una gestación, pechos listos para amamantar y hasta ecografías falsas. Engañó a su novio y a la iglesia local, que la ayudó con miles de regalos.
La chica engañó hasta su propio novio, que no estaba al tanto del asunto: una estadounidense de 16 años de Wyandotte, Michigan, no tuvo mejor idea que comprar por Internet una prominente panza de silicona y simular un embarazo de trillizos. Cuando se unió a un grupo de Facebook para futuras mamás triples, la iglesia local la ayudó, comenzaron a lloverle miles de regalos y donaciones. Estaba feliz.
Pero todo resultó una fantasía de la chica. Según un reporte de la cadena local Fox2 News, que logró alcance nacional cuando se publicó en The Washington Post, la adolescente visitó el controvertido sitio “Fake a baby.com” que vende todo tipo de productos para simular embarazos: panzas que aparentan distintos niveles de gestación por entre 150 y 300 dólares, pechos listos para amamantar por 85 y hasta ecografías truchas para mostrar a quien dude del asunto.
El novio, también de 16 años, comentaba a todo el mundo que estaba por ser padre de tres niños y que estaba emocionado, pero algo asustado. Además, estaba buscando un trabajo para poder solventar el duro porvenir. La gente ayudaba y hasta le organizaron un tradicional y multitudinario “baby shower”, donde se acumularon montañas de regalos de amigos y desconocidos que querían dar una mano.
La chica mostraba ecografías compradas en el sitio y su embarazo avanzaba mientras iba cambiando el tamaño de las panzas. La mamá del novio algo sospechaba, porque no podía localizar a la médica que supuestamente atendía a la embarazada. Pero sucedió lo inevitable: pasaban los meses y los trillizos no daban señales de querer llegar a este mundo.
Y obviamente, cuando ya casi habían pasado 10 meses sin novedades, todo explotó. Ahora hay una investigación policial sobre el hecho. Y una fuerte polémica por el sitio que vende el arsenal de simulación que ya había estado en las noticias hace unos años, cuando una mujer china, para tratar de conseguir asiento en los atestados subtes de Beijing, se había comprado una panza trucha. Aquella vez la farsa había terminado cuando el elemento extraño se le cayó en frente de varios pasajeros.
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