Elevo una plegaria al cielo. y mis dardos verbales a los hombres. Acogido por el Padre generoso subió su espíritu, arrancado de las oscuras garras del espanto. Interminables días de tristeza, dolor e incertidumbre… Tu joven vida era una copa de ideales, promesas recibidas desde el cielo que hoy irás a beber a otros lugares. Fue una lucha desigual, el monstruo impune en su misterio planificó tu muerte, cual una simple movida más en el tablero de un juego que aún no comprendemos. Tu sangre argentina los persiga, y no se borre nunca de sus manos. Despierte el alma de los que aún viven! Sacudan sus corazones dormidos! La oscuridad invisible adquiera la identidad que esconde en cobardía. Marchemos en luz, vivamos en luz y encenderemos tantas que los rostros sedientos de poder en evidencia serán expulsados de la Patria que soñamos; porque la vida del más pequeño no les pertenece, ni son legítimos hijos de este ¡pueblo!.