Panorama empresarial.En la dirección opuesta a su relato, el Gobierno ha dispuesto un nivel de endeudamiento tan elevado e irresponsable como condicionante para la próxima gestión.
Axel Kicillof está empapelando la economía y ha creado un verdadero “festival de bonos” para tratar de llegar a diciembre y trasladar todos los problemas económicos al próximo presidente. Solo en lo que va del año ya emitió 22 bonos y aumentó la deuda del Tesoro Nacional en unos 16.000 millones de dólares.
Pero Kicillof registra un récord desde que asumió como ministro de Economia: pagarés, préstamos garantizados, emisión de deuda comercial y colocación de letras de la Tesorería forman parte de un conjunto de cien tipos de obligaciones de pago del Estado, el cual deberá enfrentar y cancelar la próxima administración.
Entre los compromisos hay un conjunto de bonos con nombre de remedios, un monto de Letras de la Tesorería que forzosamente debió suscribir el Banco Central para cubrir el rojo del Estado, préstamos obligatorios de los bancos y hasta colocaciones que tuvieron que admitir organismos como Lotería Nacional y el Banco Nación.
Este verdadero jubileo financiero gestado por Kicillof provocó un aumento de la deuda que refuta el relato oficial del desendeudamiento: solo durante su breve gestión como ministro la deuda pública aumentó un 18%.
Según datos del Palacio de Hacienda, la deuda totaliza hasta ahora unos 237.748 millones de dólares, incluyendo el “ festival de bonos”de comienzos de octubre. Habría que agregar los bonos pendientes de pago con los holdouts por otros 11.600 millones.
Así Kicillof potenció el endeudamiento que Cristina aceleró desde el inicio de su segundo mandato, en 2011. Hoy la deuda total –en dólares y en pesos– representa otra pesada herencia para la sociedad argentina.
Un “festival de bonos” también utilizó Juan Sourrouille al final del mandato de Raúl Alfonsín para evitar la crisis que ocurrió después de las elecciones. Aunque integraba ese equipo, Roberto Lavagna lo denunció y se fue.
Ahora existe algo semejante, solo que estilo Kicillof. A causa de ese manejo, el Banco Central está lleno de “papeles” en su patrimonio, pero Enrique Vanoli no se anima a denunciar la descapitalización de la entidad.
El ministro de Economía armó el festival de bonos como fruto de sus fracasos en la negociación externa. Primero intentó hacer buena letra para acordar con los fondos buitre. Para eso fue muy generoso en los arreglos con Repsol, el pago de los juicios en el Ciadi y aceptó un contrato leonino para cancelar la deuda en el Club de París.
El convenio que firmó con el Club de París es secreto, porque sus cláusulas en favor de los acreedores comprometen a Kicillof. Le reconoció una deuda monumental a Repsol, cuando YPF, en estas semanas, llegó a valer la mitad del precio que les abonó a los españoles.
Pero fracasó en su “vuelta al mercado” y siguió avanzando en el camino del endeudamiento. Este explosivo “festival de bonos” es otra herencia en el campo minado que deja Cristina.
Daniel Scioli, Mauricio Macri y Sergio Massa tienen la ilusión que con el triunfo electoral van a generar confianza y Argentina se inundará de dólares. Pero la realidad “pincha el globo” de los políticos, porque para que haya inversiones reales antes el futuro presidente deberá dar a conocer un programa que equilibre los fuertes desajustes que deja Cristina.
El influyente fondo de inversión internacional Knightsbridge elaboró un informe confidencial sobre el interés mundial para invertir en la Argentina. El documento, de siete carillas y fruto de la participación de 120 inversores internacionales, concluye categóricamente: “No hay interés en invertir a largo plazo en la Argentina”. Una opinión parecida tiene el establishment reunido en Mar del Plata. Ayer, el titular de la Unión Industrial, Adrian Kaufmann Brea, afirmó: “El 10 de diciembre habrá que tomar una cantidad de medidas económicas.” En los pasillos de IDEA, los hombres de negocios hablan de medidas claves y urgentes:
– Ajuste del dólar oficial y aumento de reservas.
– Negociación externa, por el fallo de Griesa.
– Ataque al súper déficit fiscal.
Esta semana hubo una intensa actividad entre dirigentes de varias entidades para tratar de elaborar un documento conjunto. Ayer también se habló en IDEA de esa iniciativa. En principio, sería un borrador en contra del proyecto que crea una comisión para investigar a empresarios. El Foro de Convergencia habría tomado la iniciativa sondeado a la Asociación Empresaria Argentina y a la UIA para emitir esa declaración conjunta. Pero en el paper también querían expresar algunas preocupaciones sobre el futuro gobierno. Hasta ahora la propuesta no superó la iniciativa de algunos hombres de negocios y muchos la desaconsejan, por cuestiones políticas.
En IDEA no sorprendió la designación de Silvina Batakis como ministra de Economía de un eventual gobierno de Scioli. El gobernador armará un esquema de poder económico distinto. Batakis sería la cara visible del corazón del armado económico, que integran la dupla de Rafael Perelmiter y Miguel Bein.
Scioli también le da mucho juego a Mario Blejer y eso quedó claro en el encuentro secreto que organizó en Buenos Aires el fondo Greenmantle. Ahí Scioli estuvo reunido con 40 inversores y confirmó que va a negociar con los fondos buitre, para abrir el mercado internacional. Contradijo la postura de Cristina y Kicillof. El candidato habló en inglés y afirmó: “Voy a negociar, pero no voy a pagar de más.” Los inversores lo tomaron como una decisión de tratar con Paul Singer.
Después le dio un fuerte aval a Blejer. Miró a sus interlocutores y les recomendó : “Ustedes, cualquier tema lo hablan con Mario.”
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