Diario Nova

Buscan a un millonario italiano por el brutal crimen de su mejor amigo-Nova

Río Negro.Le dio siete puñaladas y se fugó junto a su hijo. Creen que volvió a su país, donde heredó dinero y propiedades.

La noche del domingo 31 de agosto el contador Guillermo Martínez (53) y el abogado Ottavio Gigli (52) tomaban un vaso de whisky en el departamento de este último en la localidad rionegrina de General Roca. También compartían una línea de cocaína. La violencia se desencadenó de manera sorpresiva. Gigli atacó por la espalda a su amigo de toda la vida con un grueso cuchillo de cocina. Lo apuñaló en siete oportunidades alcanzando el pecho, los brazos, el pulmón y el corazón.

Según informó el forense, Martínez murió pocos minutos después de la agresión. Posterior al ataque, Gigli llamó a su hijo por teléfono. “Me mandé una cagada”, le dijo, según relató a la Policía la ex esposa del acusado, Viviana Piergentilli. Le pidió que lo pase a buscar por su domicilio, ubicado en Alsina y Córdoba, a cinco cuadras del centro de Roca. Metió ropa en un bolso, su pasaporte y se marchó en su camioneta Toyota Hilux, dejando el cuerpo tirado en la cocina.

Gigli y su hijo no se detuvieron hasta llegar a la casa de unos familiares en Buenos Aires. Fue la última vez que alguien vio al abogado. El juez titular del Juzgado 8, Maximiliano Camarda, ya pidió a Interpol su captura. La Policía sospecha que podría haberse marchado a Italia, ya que tiene pasaporte de ese país y propiedades en Florencia. La Justicia de Río Negro cree que podría estar en Uruguay, Brasil o Inglaterra, donde conserva varias amistades.

El caso conmocionó a la provincia. Gigli y Martínez formaban parte de la clase más acomodada del Alto Valle de Río Negro. La víctima había sido Director de Rentas durante el gobierno de Pablo Verani. Gigli –que se mudó a Argentina hace más de 20 años– es abogado, pero no ejerce. No lo necesita: hace unos años heredó propiedades en Italia y una suma cercana al millón de euros. Antes de fugarse, cobraba 50 mil pesos mensuales por el alquiler de uno de sus departamentos. Está separado y tiene dos hijos.

Con Martínez compartían el amor por las motos de alta cilindrada y los viajes. Juntos habían realizado numerosas travesías a la costa, la cordillera y Punta del Este, entre otros lugares. Ambos solían compartir mesa en el tradicional café 43 de General Roca junto a jueces, abogados y empresarios destacados de la ciudad, que estacionan sus potentes máquinas en la puerta del local. Gigli era uno más de la partida. Le gustaba exhibir su BMW 1300.

La hipótesis principal es que Gigli le debía 200 mil pesos a Martínez y que ese podría ser uno de los móviles del crimen. La discusión por el retraso en el pago habría desatado la violencia. El día del asesinato, Martínez, que vivía en el balneario rionegrino de Las Grutas y se encontraba de visita en lo de su mamá, estaba en un café con unos amigos cuando el abogado pasó por afuera, detuvo su moto y entró. Martínez lo presentó como un amigo. Ahí mismo quedaron para verse “en un rato” en la casa de Gigli.

Fuentes vinculadas a la causa le indicaron a la prensa que Martínez había organizado con la familia un asado para esa noche. La cita era para las 21, en la casa materna. Pero el contador nunca llegó a la cena. A la medianoche la madre llamó a la Policía porque estaban seguros de que no sería capaz de fallarle a sus amigos.

Mientras tanto, en el barrio de Gigli los vecinos llamaban a la comisaría para quejarse por ruidos molestos: no soportaban la música a todo volumen que salía del departamento del acusado. Afuera estaba estacionado el Toyota Corolla del contador.

EMPRESARIO ITALIANO

Juntos. Guillermo Martínez, a la izquierda, junto a Ottavio Gigli, acusado por el homicidio.

Los agentes encontraron el cuerpo tirado en el suelo de la cocina. Sobre la mesa había restos de cocaína y vasos con whisky. Ninguna señal de violencia y escasa sangre.

Desde entonces tampoco se ha sabido nada de Taddeo, el hijo de Gigli. El joven de 18 años se marchó con el padre. Su madre había asegurado que el chico no estaba involucrado y que iba a volver de Buenos Aires para dar su versión de los hechos. Pero eso todavía no ocurrió.

Aún no está claro qué hizo el joven la madrugada del crimen. Se sabe que no durmió en su casa y algunas fuentes de la investigación sospechan que pudo haber estado en el departamento en el que se cometió el homicidio.

Gigli es un hombre de muchos recursos. Tiene contactos en Florencia, Londres y Punta del Este, ciudades que visitaba habitualmente. En su cuenta de Facebook hay amigos que le preguntan dónde y cómo está. “Are you safe” (¿estás a salvo?), le consulta una amiga inglesa. “Espero que estés bien y puedas aclarar pronto tu posición con las autoridades”, le dice un viejo conocido en italiano.

{fcomment}