Diario Nova

Un operativo de película para el viaje de Boca-Nova

Escenario

La delegación cambió de micro en San Nicolás y entró a Rosario con una fuerte custodia policial. Central no acreditó a periodistas partidarios.

La escena se escapa de una película, esas que muestran el traslado de alguna delegación presidencial con la espectacularidad del despliegue policial en primer plano. Acá en Rosario, pasado el mediodía, las calles se alborotaron. Sirenas para acá y para allá, a la espera de lo que parecía la visita de algún referente de la política mundial.

Incluso en Circunvalación se cortó el tránsito todo ese rato en el que se aguardó el paso del micro de la discordia, ese que no traía ni a la presidenta del país ni al gobernador de la provincia ni al intendente de Rosario. En ese humilde micro, despojado de cualquier identificación, llegó a la ciudad el campeón del fútbol argentino.

Custodiado por cuatro camionetas de la Policía, dos patrulleros y un grupo de Infantería, además de varios vehículos con efectivos de civil. Parece exagerado, pero fue así.

Aunque más allá de los insultos que bajaron desde los edificios linderos, la disminuida delegación de Boca (Arruabarrena bajó a último momento a Tobio y Lodeiro e incluyó a Komar y Calleri) sólo recibió aplausos y felicitaciones de las decenas de hinchas que se pararon en la puerta del hotel RosTower, vallado en todo su perímetro como nunca antes en las tantas veces que el equipo de la Ribera visitó Rosario.

Claro que para eso se montó un operativo que incluyó un cambio de micro a la altura del peaje de Rosario, en donde los futbolistas debieron bajarse del ómnibus que los trajo desde Buenos Aires para subirse a otro de un solo piso que contaba con vidrios reforzados antivandálicos y polarizados. “El fútbol tiene que volver a la normalidad. El primer elemento que determinará el retroceso de la violencia es que los visitantes vuelvan a los estadios, que el día posterior a los partidos se hable de fútbol, de los jugadores y no de los árbitros. Hasta ahora la custodia policial fue impecable, pero llegar a esto es lamentable para el fútbol argentino”, le expresó a Clarín César Martucci, secretario general del club y el dirigente a cargo de la delegación (también lo acompañó Juan Carlos Crespi). La avanzada desde Buenos Aires llegó por la mañana con

Claudio Lucione y toda la gente encargada de la seguridad de Boca, quienes también cooperaron con la logística del traslado de los futbolistas. 

Todo fue con tranquilidad en el arribo, aunque la prueba más difícil será hoy. Porque más allá de la intención de todo Rosario Central de bajar los decibeles a esta gran hoguera que se encendió con la escandalosa final de la Copa Argentina, con todas las polémicas arbitrales de parte de Diego Ceballos, en los organismos de seguridad hay un alerta constante por lo que pueda pasar con los hinchas locales al ver a la delegación de Boca. Fue Martin Lucero, el encargado de seguridad de Central, quien admitió que “se montará un operativo policial que será igual al del clásico rosarino, con más de 900 agentes de distintas fuerzas involucradas”. En declaraciones a La Oral Deportiva, Lucero reconoció que “no vamos a acreditar medios partidarios de Boca” y aseguró que “el plantel de Boca jamás estará en contacto con la parcialidad de Central porque tomamos todas las medidas de seguridad para evitar riesgos”.

Esta tarde aquí se jugará la última fecha del torneo. Ese que ya tiene en Boca al campeón. Un campeón blindado. Cosas de este fútbol.

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