La Matanza.Los sorprendieron en la puerta de su casa de Laferrere, donde vivían con su hijo de 4 años. Por el caso hay un joven detenido, que ya era buscado por el asesinato de otro oficial.
Sabían que, por su trabajo de policías, vivían al límite. Pero probablemente nunca imaginaron que iban a morir envueltos en un asalto en el que ellos serían las víctimas. Así terminó la vida de dos agentes de la Bonaerense, marido y mujer. El martes a la noche sufrieron un robo en la puerta de su casa de La Matanza, quisieron defenderse pero no lograron sobrevivir al tiroteo que mantuvieron con al menos tres asaltantes. Horas después, por el ataque quedó detenido un joven de 19 años, que además tenía pedido de captura por haber matado a otro policía a principios de agosto.
El oficial ayudante Sergio Fernández (29) y su esposa, la sargento Betiana Bringas (30), habían llegado el martes a la noche a su casa, ubicada en Silvino Olivieri y Olegario Víctor Andrade, en la localidad de Laferrere, en La Matanza. Un rato después, el policía salió a la calle para guardar en el garage el Peugeot 206 azul que se habían comprado tres meses atrás y que estaba estacionado en la vereda.
Pero en cuanto subió a su coche se le aparecieron al menos tres ladrones con intenciones de robarle el auto. Según dijeron voceros del caso, Fernández se identificó como policía y sacó su arma reglamentaria. Enseguida comenzó un tiroteo, en el cual el oficial recibió disparos en el tórax, en el abdomen y en el antebrazo derecho.
Mientras esto ocurría, su esposa estaba adentro de la casa con el hijo de 4 años de la pareja; con su hermana, que también es policía; y con el marido de ésta. Al escuchar las detonaciones, Betiana salió a la calle y, según contó un familiar, apenas pisó la vereda recibió un tiro en el abdomen que la atravesó.
“Sergio me había pedido que lo acompañara a guardar el auto, pero no sé por qué fui al baño y no con él. Cuando salgo del baño, escucho que lo estaban robando. ‘Bety’ entonces agarra su arma, baja corriendo y cuando sale, no más pasó la puerta, le dieron un tiro”, contó ayer Lucas, cuñado de las víctimas, en el velatorio.
Con la pareja de policías ya heridos, los ladrones subieron al coche de las víctimas y se alejaron del lugar a toda velocidad. Según Lucas antes de huir los asaltantes “se reían mirándolos tirados en el suelo”.
Tras un llamado al 911, llegaron al lugar policías de la comisaría 3° de Rafael Castillo. Al ver la situación, decidieron no esperar la ambulancia y cargaron a las víctimas en el patrullero. Así las llevaron hasta el sanatorio Figueroa Paredes, en Isidro Casanova.
La pareja entró al quirófano, pero finalmente ambos murieron: Bringas falleció alrededor de las 2 de la madrugada de ayer. Y su marido, a las 4.30. Ambos trabajaban en el Comando de Prevención Comunitaria (CPC) de La Matanza.
Mientras, agentes de Gendarmería Nacional que colaboraban en la búsqueda de los ladrones ubicaron el auto robado en la esquina de Gaboto y Pekín, en el barrio San Alberto, de Isidro Casanova, muy cerca de la villa San Petersburgo.
Al notar la presencia de los agentes, los sospechosos bajaron del Peugeot y salieron corriendo hacia los pasillos de la villa. Sin embargo, los gendarmes consiguieron atrapar a uno de ellos.
Se trata de un joven apodado “Tate”, de 19 años, sobre el que ya pesaba una orden de detención por haber participado del homicidio del sargento de la Policía Federal Luis Rodríguez (39), ocurrido el mes pasado.
En la causa intervino el fiscal de turno del Departamento Judicial La Matanza, Fernando Quiroga, aunque luego del fallecimiento de la pareja de policías el caso pasó a manos del titular de la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) temática de Homicidios del mismo distrito, Jorge Yametti.
Personal de la Policía Científica ya realizó peritajes sobre el 206 de las víctimas y halló un orificio de adentro hacia afuera y un plomo calibre 9 milímetros, probablemente disparado por alguno de los dos policías asesinados. También levantó nueve impresiones de huellas dactilares, que podrían ser útiles para identificar a los prófugos.
Como no hallaron rastros de sangre, se cree que ninguno de los asesinos resultó herido. Fuentes de la investigación aseguraron a Clarín que tienen pistas firmes de la identidad de los buscados –serían menores de edad–gracias a información hallada en un celular.
Anoche continuaba el velatorio de las víctimas, que serán inhumadas hoy. Sus familiares, amigos y colegas discutían la posibilidad de hacer una marcha para exigir justicia y más seguridad, que de ser encabezada por policías sería algo absolutamente inédito.
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