Diario Nova

Preocupación ante los dichos del ministro Luis Miguel Etchevehere-Nova

TOMA DESDE ARRIBA GCHU

A raíz de las declaraciones formuladas por el ministro Etchevehere la Municipaldiad de Gualeguaychú, la Asamblea Ambiental Ciudadana, Fundavida y Salvemos al Río de manera conjunta y consensuada expresamos lo siguiente.

El ministro Etchevehere sostuvo días atrás, en la ciudad de Colón, que “es necesario industrializar, agregar valor, puestos de trabajo. En aquellos lugares donde vayan las pasteras va a haber trabajo” y que en el caso del glifosato, ésta sustancia tóxica es inocua. Según las expresiones vertidas por Etchevehere “hay que ir bien a lo científico, tanto por las pasteras como por el glifosato, si la ciencia dice que los valores de influencia son aceptables o que no contamina, las conjeturas son temerarias. No vemos bien que si el organismo sanitario americano, el organismo sanitario europeo y si el SENASA dice que el glifosato no hace daño a la salud no entiendo cuál es la intención de la gente de estar asustando a la ciudadanía. No podemos hacer conjeturas subjetivas sobre algo comprobado científicamente. Las cosas no son buenas o malas por sí, todo depende de cómo se las utiliza”.
Aceptar el camino que propone por el ministro de Agroindustria de la Nación significaría un retroceso que se equipara al reclamo efectuado desde hace más de una década en Gualeguaychú en relación al conflicto aun no finalizado por la instalación de la planta de UPM en Fray Bentos, declarado ilegal por la propia Corte del Tribunal Internacional de Justicia de La Haya y que afecta la calidad de vida de la población, como así también también el agua, el aire y la tierra de una vasta zona del río Uruguay.
El ministro Etchevehere no debería ignorar que la planta de celulosa de Fray Bentos, a 27 kilómetros de Gualeguaychú, emite a la atmósfera todos los días del año, y desde hace trece años, 1000 kilos de material particulado inerte e invisible. Es decir, aire contaminado con residuos tales como furanos, dioxinas y metales pesados altamente tóxicos y que la CARU ni nadie controla, porque el Estado Nacional incumple con su obligación ineludible de monitorear las emisiones transfronterizas. En su ya citado fallo, sobre la controversia entre nuestro país y Uruguay por la violación unilateral del Tratado y el Estatuto del Río Uruguay, el 20 de abril de 2010, el Tribunal de La Haya aceptó y reconoció explícitamente que el aire pre y post UPM no es el mismo.
Desde hace más de 7 años, el fallo de La Haya viene siendo ignorado por los sucesivos gobiernos nacionales, instrumentando a través de la CARU, un simulacro de monitoreo a la planta de UPM en Fray Bentos. Es verdad que los anteriores gobiernos nacionales hicieron todo mal en esta cuestión. Pero es también rigurosamente cierto que el actual, con su desidia, desconocimiento e inoperancia, ha agravado las cosas.
Etchevehere afirma que “hay que ir a lo científico” para saber si una planta de celulosa causa daños a las personas expuestas a sus emanaciones. Lo “científico”, Señor Ministro, puede encontrarlo leyendo el informe producido por el Cuerpo Médico Forense de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, que confirmó que en personas afectadas en Gualeguaychú por la contaminación generada por la planta de UPM de Fray Bentos se detectó la presencia de “ácido sulfhídrico”, lo que “altera la calidad de vida, afectando así la salud” (agregado a la Causa “UPM [ex BOTNIA] s/Infracción Ley 24.051 [art. 55]”, radicada ante el Juzgado Federal Nº 1 de Concepción del Uruguay).
Que un ministro de Agroindustria de la Nación entrerriano, promueva la instalación de plantas de celulosa en nuestro territorio, es de una gravedad inusitada, porque debería saber, que está vigente la ley 9644, sancionada el 13 de septiembre de 2005 por la Legislatura de Entre Ríos y que declara a nuestra provincia “libre de industrias de pasta de celulosa” para evitar que dicha actividad industrial “provoque daños al ecosistema y al desarrollo y sostenimiento de la economía regional, cuya base sustancial es la explotación de los recursos turísticos, de conformidad a las facultades dispuestas en los artículos 41º y 124º de la Constitución Nacional y tratados binacionales rubricados por nuestro país, tales como Estatuto del Río Uruguay y Acuerdo Marco sobre Medio Ambiente del MERCOSUR (2003), Ley Nº 25.841” (cf. art. 1° de dicha ley) .
Y mucho más preocupante aun es que todo un ministro de la Nación sostenga que“donde vayan las pasteras va a haber trabajo” porque esto sencillamente significa tener un desconocimiento supino de la realidad.
Etchevehere, que es entrerriano, debería saber que el INTA Concordia informa que en nuestra provincia existen tres plantas de fabricación de tableros, una planta de pellets, 13 plantas impregnadoras de postes para todo el país y 220 aserraderos, que proporcionan 5.073 puestos de trabajo registrado, según datos oficiales del Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social de la Nación (Observatorio de Empleo y Dinámica Social. Sector Informes y Estadísticas. Estadísticas e Indicadores Regionales).
Comparando estos datos con el ‘modelo pasteras’ que promueve el ministro Etchevehere, en Fray Bentos, por ejemplo, se procesa diez veces más volumen de madera que en Entre Ríos y UPM genera tan solo 200 puestos de trabajo directos.
Etchevehere sabe que es manifiestamente falso que las pasteras den trabajo y que es más que evidente que, si en Entre Ríos, con solo el diez por ciento de lo que utiliza la pastera finlandesa, generamos 5.073 empleos registrados, en nuestra provincia hay un 2.500 % más de posibilidades de trabajo que en Fray Bentos. Y si Etchevehere no sabe esto, es que no está calificado para desempeñarse como ministro de Agroindustria de la Nación.
Mucho más desconocimiento demuestra Etchevehere cuando habla de la inocuidad del glifosato y su afirmación de que “desaparece cuando toca el suelo”es un dislate incalificable. Sus absurdos argumentos carecen de todo rigor científico.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) lo ha declarado “potencialmente cancerígeno” y el Dr. Andrés Carrasco, ex presidente del CONICET y Director del Laboratorio de Biología Molecular de la Facultad de Medicina de la UBA, demostró ya hace varios años que, usándolo 1.500 veces más diluido que la forma en que la que se lo aplica en nuestros campos, el glifosato actúa como disruptor endócrino y provoca todo tipo de malformaciones quiméricas en los embriones de mamíferosque toman contacto con él.
También es falso, Señor Ministro, que el glifosato desaparezca ni bien se utiliza. Hace ya más de una década, Liliana Lound, investigadora de la Facultad de Bromatología de la UNER encontró que no era verdad lo que decía Monsanto respecto a que el glifosato se disolvía ni bien tomaba contacto con el suelo. Todo lo contrario: no solo permanecía en los suelos y se transfería a los acuíferos, sino que además se detectaba en la semillas de los cultivos cosechados donde había sido aplicado.
A esta altura, no se puede desconocer que numerosos estudios sostienen que el glifosato, entre varias consecuencias que provoca, afecta la biodiversidad de los bosques nativos, que se acumula volviendo impermeables los suelos, que se concentra en los sedimentos de los cursos de agua y que puede ocasionar efectos irreversibles en el sistema nervioso de los seres vivos.
Señor Ministro Etchevehere: la obligación del Estado, no es la de claudicar desprotegiendo el derecho a la salud y al ambiente sano. Y el Gobierno que usted representa, lo está haciendo, violando impunemente la Constitución Nacional.
Por todo lo expuesto, RECHAZAMOS y REPUDIAMOS sus expresiones públicas respecto del uso de agrotóxicos y la instalación de pasteras en el litoral, en especial sobre la cuenca del Río Uruguay por ser totalmente insostenibles y carecer de todo rigor científico. Pero además, porque resultan inaceptables, teniendo en cuenta el cargo que usted ocupa en el Gabinete Nacional.

Gualeguaychú, 9 de diciembre de 2017