Gualeguaychú sigue siendo escenario de hechos que hasta hace poco tiempo eran impensados para el ritmo de vida de esta ciudad. Día a día vemos en vivo y en directo situaciones que antes solo observábamos como lejanos espectadores desde la pantalla de nuestro televisor.
Tal es el caso de la polémica que se ha generado a partir del corte total de ruta en Urquiza al Oeste, a la altura de parada 6, por el reclamo habitacional concretamente de un grupo de personas que pertenecen al “asentamiento Florida”.
Son varias las cuestiones que se disparan cuando se analiza la situación y fundamentalmente cuando se escucha con atención la opinión de la gente que vive en la ciudad.
Nadie pone en duda que la forma del reclamo es inaceptable. Exigir por el cumplimiento de lo que se considera un derecho no se puede realizar vulnerando a su vez otros derechos, como lo son por ejemplo la libre circulación de las rutas que perjudica, más que al municipio, el desarrollo de las obligaciones cotidianas que cumplen quienes no forman parte de estos conflictos. Vecinos INDIGNADOS, porque muchos de ellos padecen a su vez el flagelo del déficit habitacional, que es un fenómeno recurrente a lo largo de todo el país y profundizado en estas últimas décadas de gobierno K.
¿Quiénes son estas personas, de dónde provienen y a cambio de qué se les prometió una vivienda con tanta facilidad?.
Cuando hay miles de trabajadores qué, aún alcanzando los requisitos que se necesitan para entrar en un plan de viviendas ya sea del IAPV o Procrear, no han salido sorteados o continúan en una lista de espera, amarrada a decisiones netamente políticas que hacen de un tema tan prioritario como la vivienda un recurso de campaña.
Mientras tanto, el único medio que les queda es pagar los onerosos alquileres locales, que no se adecuan al común de los salarios y que merman aún más el poder adquisitivo ya descuartizado por la inflación. Esta realidad se viene padeciendo hace años.
Aquellas personas que cortaron la ruta para reclamar lo que ellos dicen haber sido una PROMESA ELECTORAL DEL ACTUAL INTENDENTE K, Martin Piaggio, fueron primeramente usurpadores de terrenos, como es el caso de todos los asentamientos. Para ellos cortar una ruta “no está mal”, ya que antes también actuaron de forma ilegal.
Lo llamativo es porqué el Ejecutivo Municipial se “asocia” a estas personas que buscan satisfacer sus derechos legítimos de forma ilegítima, confiriéndoles un orden de prioridad en la asignación de las viviendas. Eso tiene un sólo nombre: DEMAGOGIA, práctica política que consiste en ganarse con halagos el favor popular, para conseguir o mantener el poder, concretamente por medio del voto.
Estas metodologías que resultan tan familiares al gobierno anterior se prolongan lamentablemente hoy en nuestra ciudad, con una gestión que defiende los ideales “del modelo”: las prácticas demagógicas, el clientelismo político, la discrecionalidad en el uso y origen de los fondos públicos. Este bien podría ser uno más de estos casos, ya que las partidas demoradas para la construcción de esas viviendas no son provinciales, sino nacionales y está poco o nada claro cómo fueron gestionadas y conseguidas finalmente.
Por eso, el clima que se generó a partir de este hecho es el del profundo malestar de quienes sienten, y con razón, que la forma de solucionar el problema de los asentamientos en la ciudad es INJUSTA. Y que lo que pareciera ser a primera vista un reclamo más de tantos, bien podría resultar la pelea de dos socios, donde uno no termina de cumplir su parte del trato.
Necesarias son las explicaciones que debiera dar en persona nuestro intendente k, pero no es de extrañar que nos las de, ya que en ningún tema ríspido toma la palabra, deberíamos empezar a exigirle que “HABLE MAS DE LO QUE TOCA EL TAMBOR” .
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