Preolímpico de básquetbol
En el Palacio de los Deportes, el equipo de Sergio Hernández venció al local por 78-70 y se clasificó a los Juegos Olímpicos. Este sábado enfrentará a Venezuela por el título.
Las manos sudan, el corazón galopa, los ojos se hacen más vidriosos cuanto menos tiempo queda. Es un minuto, pero parecen diez años. Es un minuto en el que sobrevuelan las imágenes de tantas otras alegrías regaladas por la Selección más Selección de todas. No hay uno, son todos. Desde Luis Scola hasta Gabriel Deck. Lo que se gana es un pasaje a los Juegos Olímpicos, el clímax del amateurismo en el deporte. Esa es la palabra: amateurismo. El corazón del equipo nacional de básquetbol está hecho de espíritus amaterus, almas a las que nada les importa más que enfundarse con los colores de su bandera. Con eso, y con juego, y con unas enormes agallas, hacen callar a 20 mil mexicanos y se ganan el derecho de volver a competir por una medalla el próximo año, en Río de Janeiro. Este sábado habrá una final, pero la final ya está ganada.