Las inspecciones se realizan a todos los camiones de transporte citrícola que circulan por el territorio provincial, constatando mercadería y documentación y elaborando un registro con los datos obtenidos de los controles realizados que son asentados, posteriormente, en la Dirección General de Fiscalización para su seguimiento. En algunos casos, y de acuerdo a la infracción constatada, los camiones son obligados a retornar a su lugar de origen para que regulen su situación documental.
Estos controles fueron incrementándose en lo que va del corriente año, continuando con una campaña para la prevención de una enfermedad que afecta al citrus sin riesgo para el consumo humano, pero que amenaza gravemente a la producción citrícola, poniendo en riesgo las fuentes de trabajo respectivas.
Al hacer un balance de los resultados de esta campaña de prevención, el director de Fiscalización, Félix Esquivel, señaló que “se viene trabajando arduamente respecto al tema de la enfermedad HLB, en concordancia con el compromiso asumido por el Secretario de Producción a los efectos de poder prevenir esta enfermedad que pondría en riesgo la fuente de trabajo de los productores citrícolas de nuestra región. Nos hemos sumado con una participación activa mediante los controles en ruta, actividad que ya tenemos como propia por nuestra función respecto a la fauna y los productos de origen animal”.
“Una vez más, nos comprometemos con el cuidado de nuestros productos para el consumo, mientras que resguardamos y protegemos a una cadena de valor entrerriana”, agregó.

Características del HLB.

El Huanglongbing (HLB o Greening en inglés) es una enfermedad causada por la bacteria Candidatus liberibacter, considerada internacionalmente como la enfermedad más destructiva de los cítricos, y ha mostrado un preocupante avance en varias zonas citrícolas del mundo, especialmente sobre el continente americano, donde ha provocado la pérdida dramática de cultivos en poco tiempo.
La dispersión y el riesgo de introducción de la enfermedad se incrementan por el creciente tránsito global de material vegetal y de personas, así como la actual inexistencia de métodos efectivos de control de la enfermedad una vez establecida, siendo la única opción la erradicación de las plantas enfermas y el control químico del insecto vector (Diaphorina citri) a fin de reducir su transmisión.
En el continente americano la primera detección ocurrió en Brasil en el año 2004, expandiéndose rápidamente en la mayoría de sus principales estados productores.
El avance de esta enfermedad una vez instalada en un área productiva puede alcanzar pérdidas, según información internacional, de hasta el 40 por ciento de la capacidad productiva en menos de cinco años.
La propagación de la enfermedad se produce a través de yemas infectadas utilizadas en la injertación de nuevas plantas, y la transmisión por medio del insecto vector (Diaphorina citri) cuando se alimenta de la savia de las plantas cítricas. Por ello, el ingreso ilegal de plantas o yemas portadoras de la bacteria causal (HLB) desde zonas afectadas representa un serio riesgo, por lo que debe tenerse especial atención en no traer plantas, tierra o partes vegetales desde otros países siendo siempre necesario obtener la autorización del Senasa para la importación de estos materiales.
A través del sistema de vigilancia implementado por el Senasa se puede afirmar que, por el momento, Argentina mantiene su condición de país libre de HLB, habiendo solo presentando brotes aislados de la enfermedad en las provincias de Misiones y Corrientes, de allí la preocupación por garantizar los controles.
Para la Argentina en general, y para la provincia de Entre Ríos en particular, cuidar la citricultura es sumamente importante, ya que la provincia cuenta con aproximadamente 1878 productores que abarcan una superficie de casi 40.000 hectáreas, comercializando e industrializando anualmente alrededor de 800.000 toneladas de cítricos, lo que la constituye en el principal motor económico del Noreste entrerriano, empleando directamente a mas de 25.000 personas.